octubre 12, 2012

Cita con John Gurdon, Nobel de Medicina 2012

La primera vez que oí hablar de los experimentos de John Gurdon, sobre el trasplante de núcleos en ranas, fue durante mi segundo año de la carrera de Biología, dentro de la asignatura de Embriología. En aquel momento sus experimentos me parecían ciencia ficción. Pero el caso es que, todavía hoy, me lo siguen pareciendo. Leer sus artículos es como leer un libro de Julio Verne por primera vez.

El pasado Jueves 11 de Octubre, tuve la ocasión de visitarlo en su laboratorio en Cambridge, para entrevistarlo para La Voz de Galicia, con motivo de su reciente premio Nobel en Medicina y Fisiología. Amable y educado, y con un asombroso parecido a uno de los apuestos guerreros de "El Señor de los Anillos", Gurdon me recibió en un pequeño y modesto despacho conectado al laboratorio, lo que denota un gran interés por seguir al pie del cañón, a pesar de sus 79 años.

La entrevista parcial puede leerse en el siguiente link: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2012/10/12/entre-universidad-oxford-puerta-atras/0003_201210G12P52991.htm

Una foto para el recuerdo. John Gurdon, a la derecha.

Si no sabes por qué Gurdon ganó el Nobel de medicina 2012, lee el siguiente artículo:
 
Un avance sin utilizar embriones
(Publicado en "La Voz de Galicia" el 09 de Octubre de 2012)
De una manera general, puede decirse que todas las células de nuestro organismo tienen el mismo ADN. Sin embargo, mientras unas, como las células madre, tienen la potencialidad de convertirse en cualquier tipo de célula, otras han sido programadas irreversiblemente para realizar una función concreta, como ocurre, por ejemplo, con las neuronas. Es lo que los científicos llamamos programación celular.

¿Puede esta programación celular ser revertida? Es decir, ¿puede una neurona, que ha sido programada para transmitir impulsos nerviosos, volver a un estado inicial en el que aún no era una neurona? John Gurdon, de la Universidad de Cambridge, dedicó casi toda su vida a sentar las bases en torno a esta cuestión y, por sus aportaciones, ha sido recompensado, a sus 79 años, con el Nobel de Medicina. Un premio que, a pesar de su edad, le sorprendió al pie del cañón. Por otro lado, estaba en casi todas las quinielas que sería premiado Shinya Yamanaka, de la Universidad de Kyoto, quien, siguiendo las líneas marcadas por Gurdon, identificó un grupo de 4 genes que serían suficientes para revertir dicha programación celular. Gracias a ellos es posible avanzar en el campo de las células madre sin usar embriones.

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