Como sabéis, el desierto del Gobi es una vasta región desértica situada entre el Norte de China y el Sur de Mongolia. Es tan grande que ocupa un 30% del territorio de Mongolia. Toda la región se caracteriza por una aridez extrema, al igual que las condiciones ambientales, caracterizadas por grandes fluctuaciones de temperatura tanto anuales como diarias. Sin embargo, durante el Cretácico (último período de la Era Mesozoica que comprende desde hace 145 millones de años hasta hace 65 M.a.) las condiciones ambientales eran muy distintas a las que reinan en la actualidad y, además, los continentes no exitían tal y como los conocemos. La temperatura media del Planeta era mayor a la actual y, por supuesto, esto tenía implicaciones en el tipo de vida que se desarrollaba. En cuanto a la vida animal, los Dinosaurios alcanzaron durante el Cretácico una gran diversidad.
Por supuesto, la región correspondiente al actual desierto del Gobi no fue una excepción y, entre las numerosísimas pruebas que llegaron a nuestros días sobre las condiciones ambientales de aquel largo período, la exposición de Cosmocaixa muestra una pequeña, pero muy didáctica, colección de fósiles correspondientes a organismos acuáticos (peces y moluscos) ya extinguidos que atestiguan que aquella región era, a diferencia de hoy, húmeda y estaba cargada de vida animal y vegetal muy diversa.
Esqueleto completo de Anserimimus planinychus de la exposición |
Pero ¿qué hay de los dinosaurios que habitaban la región del Gobi durante el Cretácico?. Pues en Cosmocaixa pueden verse más de una decena de esqueletos completos, unos cuantos esqueletos parciales, cráneos y huevos fosilizados. La colección presenta dinosaurios de los dos órdenes taxonómicos: Saurischia y Ornithischia. Como sabéis, esta clasificación de los dinosaurios se hace en función del tipo de pelvis.
En mi opinión, la joya de la corona de esta colección es un esqueleto completo de la especie Anserimimus planinychus, y no precisamente por su tamaño ya que, con poco más de 3 metros, no tiene nada que ver con el espectacular ejemplar de Tarbosaurus bataar que casi lo cuadruplica en tamaño. Sin embargo, el hecho de que este sea el único esqueleto completo de Anserimimus encontrado en todo el mundo hace de este ejemplar uno de los más atractivos de esta colección. Anserimimus planinychus era un terópodo ornitomímido posiblemente omnívoro y que, como curiosidad, presentaba unos brazos más largos de lo habitual para ser un terópodo.
Esqueleto completo de Tarbosaurus bataar de la exposición |
Pero volvamos a Tarbosaurus. En la exposición se muestran dos impresionantes esqueletos completos de esta especie, uno a la entrada y el otro para finalizar. Sin duda estos dos enormes terópodos impresionan por su descomunal tamaño a cualquiera que asome la cabeza por la cortinilla de la exposición. Ambos ejemplares tienen unos 9-10 metros de largo. Esta especie era carnívora depredadora (cazadora) y, en ocasiones, oportunista (carroñera). Digamos que, aunque de menor tamaño, Tarbosaurus bataar sería el equivalente asiático del gran Tyranosaurus rex, de hecho, es una especie que pertenece al grupo taxonómico de los Tyranosauridos.
Gallimus bullatus (juvenil) |
La colección incluye otros cuatro esqueletos completos de dinosaurios del Orden de los Saurishia. Tres de ellos corresponde a la especie Gallimus bullatus. Los esqueletos de esta especie corresponden a individuos con diferentes edades que habitaron la región del Gobi hace 72 M.a. Una cría de algo menos de 1 metro de altura, un juvenil de aperoximadamente 1.80 metros y un adulto de algo más de 2 metros de altura. El otro esqueleto completo corresponde a un individuo de la especie Citipati osmolskae que vivía hace 85-80 M.a.
En cuanto a los esqueletos parciales, el Orden de los Saurishia del Gobi también está representado en esta exposición por las enormes extremidades anteriores (unos 3 metros de longitud) del Deinocheirus mirificus. Las garras de este ejemplar, que viviría hace unos 72 M.a., presentan unos 25 cm de longitud. No se han descubierto muchos más restos de individuos de esta especie, por lo que no se sabe prácticamente nada sobre su biología. Algo similar ocurre con Therizinosaurus cheloniformis, especie que presentaba unas larguísimas garras, y de la cual aquí se muestra parte de sus miembros anteriores. Ambas especies, Deinocheurus y Therizinosaurus, presentan unas extremidades anteriores tremendamente grandes para ser terópodos, ya que la mayoría de especies conocidas de este grupo tiene miembros anteriores muy reducidos con respecto al tamaño del resto del cuerpo (dentro de los terópodos, el ejemplo más conocido es Tyranosaurus rex, cuyos pequeños "brazos" contrastan con un monumental cuerpo).
Miebros anteriores de Deinocheirus mirificus |
Protoceratops adulto |
Psittacosaurus mongoliensis |
Fémur y húmero de Saurópodo |
No puedo terminar este recuerdo de mi viaje por el tiempo sin hacer referencia a un par de huesos enormes (de más de 1.5 metros de longitud) que, vistos desde lejos, parecen un par de pilares sin techo. Al acercarse se verá que corresponden a un fémur y un húmero de un saurópodo hervíboro (Orden Saurischia) que vivió hacé más de 100 M.a. (121-112 M.a.) y que, al igual que Protoceratops, soportaba su peso sobre 4 patas.
Muestra de varios huevos |
Culminan esta impresionante colección, cómo no, unos cuantos huevos fósiles y nidos con huevos de diferentes especies de dinosaurios. En varias etapas de este viaje en el tiempo se hace referencia a que algunas especies de dinosaurios se acostaban sobre sus huevos como si de aves se tratara. Incluso se muestran restos fósiles de algún individuo sobre supuestos nidos repletos de huevos.
En mi opinión, la exposición resulta, en líneas generales, muy interesante y animo a todo el mundo a que se acerque a visitarla. Sin embargo, quisiera hacer una pequeña crítica: no me gustó que no se destacara el hecho de que no todos los dinosaurios se extinguieron, sino que un grupo de ellos (los terópodos manirraptores) sobrevivieron al gran cataclismo de finales del Cretácico evolucionando para dar lugar a las aves actuales. A lo largo de toda la visita solamente he visto una pequeña nota en uno de los paneles informativos que decía: "... tras descubrirse nuevos esqueletos (de dinosaurios) encima de nidos completos, se determinó que la intención del dinosaurio no era robar (los huevos), sino proteger e incluso empollar su propia puesta. Aquí tenemos una evidencia más sobre la línea evolutiva de las aves: las aves heredaron los hábitos de empollar sus huevos de dinosaurios más primitivos". A cualquier profano en la materia le resultaría muy chocante leer esto, sin haber leído antes alguna otra referencia a modo introductorio. De hecho, el panel informativo anterior a este decía que los "últimos dinosaurios" vivieron hace 65 millones de años. Es más, tuve la ocasión de asistir a una visita guiada en la que, al final del recorrido, el guía (después de que yo le preguntara sobre este asunto) dijo: "se baraja la posibilidad de que no todos los dinosaurios se extinguieron, sino que algunos de ellos dieron lugar a aves y a reptiles". Y yo me pregunto: ¿a qué reptiles dieron lugar los dinosaurios?. No se engañen, no hay noticias de tal cosa. Echo de menos que a lo largo de toda la exposición no se hiciera referencia al famoso Arqueopteryx (dinosaurio con plumas) o a Iberomesornis (un link entre aves y dinosaurios descubierto en España). El conocido paleontólogo español Jose Luis Sanz, que estudió el origen evolutivo de las aves y su link con los dinosaurios, en su libro "Los dinosaurios voladores" (libro que recomiendo leer) dice: "al igual que los murciélagos son mamíferos alados, las aves deben ser consideradas dinosaurios con plumas". Así que, la próxima vez que vea un pequeño y dócil gorrión, piense que está delante de uno de los parientes vivos que descendieron del grupo de dinosaurios al cual pertenecía el descomunal y feroz Tyranosaurus rex.