Pocas veces, a lo largo de la trayectoria de un joven científico, uno tiene la suerte de sentarse ante un auditorio ocupado por chicos en edad de tomar decisiones importantes sobre su futuro académico. El día 28 de Octubre me sentí el joven científico más agraciado del mundo durante una visita a un instituto muy especial. Los oyentes eran chicos de 1º y 2º de Bachillerato con una capacidad de atención tan intensa que convirtió la charla en una simbiosis intelectual con calificación cum laude; y por si fuera poco, el escenario estaba integrado en un auditorio tan impresionante (el conjunto arquitectónico del paranifo tenía 150 años) que podría dejar mudo al orador más experimentado. Se trataba del Instituto Otero Pedrayo, el más antiguo de Orense. Estar delante de aquellos chicos en aquel escenario es el Premio gordo con el que todos los jóvenes divulgadores de la Ciencia hemos soñado alguna vez.
La charla "11 años analizando genomas" (ese era el título) tenía por objeto dar a conocer la importancia de uno de los acontecimientos científicos más importantes de este siglo: la secuenciación del genoma humano; cómo se logró, cuales fueron los resultados más relevantes, y qué supuso sobre la evolución de los conocimientos científicos que sobrevinieron.
Un saludo a los profesores de Ciencias y a los alumnos del I.E.S Otero Pedrayo, y mis agradecimientos por el buen trato que he recibido tanto yo como el profesor Valadé que me acompañó en este viaje.
noviembre 03, 2011
Charlando sobre Cáncer con alumnos del Colegio Peleteiro de Santiago
El Martes 11 de Octubre visité el Colegio Peleteiro en mi ciudad natal, Santiago de Compostela, con motivo de una charla-coloquio que llevaba por título "Todo lo que debes saber sobre el origen y el desarrollo del cáncer para evitarlo".
Durante los últimos dos años he participado como investigador dentro del Proyecto Genoma del Cáncer, a través del Proyecto Genoma de la leucemia linfocítica crónica. La investigación básica dentro de este gran proyecto me ha permitido indagar en los cambios genéticos que son responsables de la enfermedad. Los genetistas, y los científicos en general, a dichos cambios en el ADN les llamamos mutaciones genéticas. Muchas veces, las mutaciones que causan el cáncer son consecuencia de hábitos de vida poco saludables. Estos malos hábitos suelen ser ignorados por muchas personas, y no ponerles fin puede suponer, en muchos casos, la diferencia entre desarrollar un cáncer maligno a lo largo de la vida o no desarrollarlo.
La relación entre estos malos hábitos y el cáncer, así como con otras enfermedades, es estudiada por los epidemiólogos. Sin embargo, muchas veces la comunicación entre estos y la socidad falla, y no me refiero precisamente a los mecanismos de comunicación, sino a la falta de una explicación coherente haciendo referencia a los mecanismos moleculares involucrados en el origen y el desarrollo del cáncer.
Hoy en día la mayoría de la gente demanda más información. No les basta con saber qué es lo que tienen que hacer, sino comprender por qué tienen que hacer tal o cual cosa. En mi opinión, en el caso concreto del cáncer, a la mayoría de la gente no les basta con que se les diga qué tienen que hacer para evitar el cáncer, sino conocer los motivos por los que haciendo lo que se les propone van a evitar el cáncer. Si comprenden el por qué de las cosas, se impondrá una conciencia más fuerte para aceptar los cambios que se les propone en sus hábitos y costumbres. Pero, además, la información debe transmitirse de forma que sea entendida por todo tipo de gente, y muchas veces se emplean tecnicismos que no entiende, ni siquiera, el que los emplea.
La charla a la que fui invitado tenía por objetivo tratar el origen y el desarrollo del cáncer de una forma que, más o menos, pudieran entender alumnos de 2º de Bachillerato. Estos alumnos ya disponían de ciertos conocimientos de Biología que todavía no han tenido tiempo de olvidar, lo cual facilitó mucho la labor.
Quiero, desde aquí, agradecer a los profesores Rafael Gómez y a Chelo Aguiar su invitación.
Durante los últimos dos años he participado como investigador dentro del Proyecto Genoma del Cáncer, a través del Proyecto Genoma de la leucemia linfocítica crónica. La investigación básica dentro de este gran proyecto me ha permitido indagar en los cambios genéticos que son responsables de la enfermedad. Los genetistas, y los científicos en general, a dichos cambios en el ADN les llamamos mutaciones genéticas. Muchas veces, las mutaciones que causan el cáncer son consecuencia de hábitos de vida poco saludables. Estos malos hábitos suelen ser ignorados por muchas personas, y no ponerles fin puede suponer, en muchos casos, la diferencia entre desarrollar un cáncer maligno a lo largo de la vida o no desarrollarlo.
La relación entre estos malos hábitos y el cáncer, así como con otras enfermedades, es estudiada por los epidemiólogos. Sin embargo, muchas veces la comunicación entre estos y la socidad falla, y no me refiero precisamente a los mecanismos de comunicación, sino a la falta de una explicación coherente haciendo referencia a los mecanismos moleculares involucrados en el origen y el desarrollo del cáncer.
Hoy en día la mayoría de la gente demanda más información. No les basta con saber qué es lo que tienen que hacer, sino comprender por qué tienen que hacer tal o cual cosa. En mi opinión, en el caso concreto del cáncer, a la mayoría de la gente no les basta con que se les diga qué tienen que hacer para evitar el cáncer, sino conocer los motivos por los que haciendo lo que se les propone van a evitar el cáncer. Si comprenden el por qué de las cosas, se impondrá una conciencia más fuerte para aceptar los cambios que se les propone en sus hábitos y costumbres. Pero, además, la información debe transmitirse de forma que sea entendida por todo tipo de gente, y muchas veces se emplean tecnicismos que no entiende, ni siquiera, el que los emplea.
La charla a la que fui invitado tenía por objetivo tratar el origen y el desarrollo del cáncer de una forma que, más o menos, pudieran entender alumnos de 2º de Bachillerato. Estos alumnos ya disponían de ciertos conocimientos de Biología que todavía no han tenido tiempo de olvidar, lo cual facilitó mucho la labor.
Quiero, desde aquí, agradecer a los profesores Rafael Gómez y a Chelo Aguiar su invitación.
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