noviembre 03, 2011

El día que redescubrí a Otero Pedrayo

Pocas veces, a lo largo de la trayectoria de un joven científico, uno tiene la suerte de sentarse ante un auditorio ocupado por chicos en edad de tomar decisiones importantes sobre su futuro académico. El día 28 de Octubre me sentí el joven científico más agraciado del mundo durante una visita a un instituto muy especial. Los oyentes eran chicos de 1º y 2º de Bachillerato con una capacidad de atención tan intensa que convirtió la charla en una simbiosis intelectual con calificación cum laude; y por si fuera poco, el escenario estaba integrado en un auditorio tan impresionante (el conjunto arquitectónico del paranifo tenía 150 años) que podría dejar mudo al orador más experimentado. Se trataba del Instituto Otero Pedrayo, el más antiguo de Orense. Estar delante de aquellos chicos en aquel escenario es el Premio gordo con el que todos los jóvenes divulgadores de la Ciencia hemos soñado alguna vez.

La charla "11 años analizando genomas" (ese era el título) tenía por objeto dar a conocer la importancia de uno de los acontecimientos científicos más importantes de este siglo: la secuenciación del genoma humano; cómo se logró, cuales fueron los resultados más relevantes, y qué supuso sobre la evolución de los conocimientos científicos que sobrevinieron.

Un saludo a los profesores de Ciencias y a los alumnos del I.E.S Otero Pedrayo, y mis agradecimientos por el buen trato que he recibido tanto yo como el profesor Valadé que me acompañó en este viaje.



4 comentarios:

  1. Muchas gracias José Manuel, la suerte fue nuestra de que hayas venido, no sabes la ilusión que nos hizo cuando la profesora nos lo comunicó. Un saludo muy grande.

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  2. Querida Mª Isabel, muchas gracias a vosotros por la invitación y por haberme tratado tan bien. Vuestro Instituto es uno de los más avanzados, en materia de cuencias biológicas, de los que conozco. Un saludo, y espero que nos volvamos a ver.
    Jose T.

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  3. Yo anduve por allí acompañando a José Manuel y fue un rato muy agradable, tanto por la charla de J.M. como por el trato recibido en el Otero Pedrayo donde casi todos los profesores de Biología habían sido alumnos míos.

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